(31/3/15) El Neutrogena de G. Altadill y J. Muñoz ha cruzado la línea de llegada frente al hotel W Barcelona esta madrugada a las 01:47, completando las 23.321 millas del recorrido en 89:11:47 días, a una media de 12,94 nudos que incluyen una parada técnica en Nueva Zelanda para reparar su generador eléctrico. En Barcelona, a pie de muelle, les esperaban los ganadores Bernard Stamm y Jean Le Cam; así como Alex Thomson del Hugo Boss, que se tuvo que retirar al desarbolar el 14 de enero cuando lideraban la regata con Pepe Ribes.
Este desvío forzoso a Nueva Zelanda, además de la penalización de 24 horas, tiempo mínimo de parada según el reglamento, le hizo perder contacto con el Cheminées Poujoulat, a la postre ganador de la regata.
En rueda de prensa al llegar, ambos skippers comentaron lo mejor y lo peor de su experiencia. Guillermo Altadill se mostraba feliz de terminar la vuelta al mundo: “Estoy contento de acabar la regata y de hacerlo en segunda posición. Teníamos el objetivo de acabarla, y hacerlo sin parar. Esto último no ha sido posible, pero terminar en segunda posición es muy satisfactorio”. El barcelonés por fin consiguió terminar la vuelta al mundo de su ciudad, algo que le alegraba en especial: “Desde que se creo la regata, no la había podido acabar, a la tercera he podido acabarla, y en segunda posición, estoy muy contento. Acabar esta vuelta al mundo es probablemente uno de los mejores momentos de mi carrera”.
Para Altadill, hubo varios momentos importantes: “La salida, el cabo de Hornos, cuando decidimos que teníamos que parar en Nueva Zelanda… buenos y malos momentos.” Sobre la parada técnica explicó: “Estábamos a 200 millas del Cheminées Poujoulat y tomar la decisión de parar no fue fácil, pero no podíamos enfrentarnos al Pacífico sin potabilizadora ni poder cargar las baterías. No perdimos sólo 24 horas, también pierdes el sistema meteorológico de tu rival. 200 millas en una regata tan larga no es nada, pero pensar qué hubiese pasado son conjeturas. Probablemente Bernard y Jean nos hubiesen ganado igual. Parar fue una decisión dura, pero tienes que conservar el material y saberlo arreglar, es parte del juego. No hay ninguna excusa. Jean y Bernard navegaron casi sin ningún error y merecen la victoria. Nosotros cometimos algunos errores y somos segundos. Estamos contentos”.
Pero Altadill también reconocía la frustración que representó la parada: “Es muy duro cuando estás a solo 200 millas del líder, en una regata oceánica eso no es nada, tienes que desviarte y te reincorporas a la fila india con los de detrás tan cerca… Tirábamos los correos de los partes de posiciones porque teníamos que ir a nuestro ritmo. Si ves un barco que te sigue tan cerca es cuando fuerzas el barco y rompes. Nunca supe cuán cerca estuvo el GAES”.
Muñoz también admitió que hubo un antes y un después de esta decisión: «La pasada por Nueva Zelanda fue un golpe bajo. Y más para mí, porque yo estaba al cargo de todo este sistema; llevaba ocho meses estudiando el barco al completo y no pude arreglar este problema dentro de lo que se podía o con los materiales que llevábamos. Para mi fue un gran problema y no me cayó muy bien, y todavía no lo asimilo, porque podríamos haber llegado en una mejor posición».
Tras acabar esta vuelta al mundo, el chileno tiene ganas de cosas sencillas: “Me apetece hablar con mi familia. Últimamente he podido hablar con ellos sólo dos minutos cada siete u ocho días, para decirles que iba bien. Tengo ganas también de darme una buen a ducha, y tumbarme en una buena cama, dormir todo lo que pueda […] y, lamentablemente, volver a la realidad».
Altadill explicó la avería que les ha privado de información meteorológica y de posiciones desde principios de marzo: “En una trasluchada, la escota de mayor se llevó las antenas de satélite, GPS y tracker. También la antena del Iridium (teléfono) dejó de funcionar. Pudimos comunicarnos gracias al Iridium de emergencia que está en la balsa de salvamento. No sabíamos las posiciones de los demás. Hablábamos con la organización y nos daban un parte meteo muy escueto, pero sin archivos GRIB no podíamos planificar el routing, así que navegábamos a la antigua. La verdad, si tengo que hacer otra vuelta al mundo, lo haré así, porque he navegado mejor sin información que con ella”.
Muñoz no olvidará con facilidad la vuelta al mundo en IMOCA 60: “La sensación de ir a 25 nudos o más durante dos o tres minutos seguidos, en los que el barco apenas toca el agua. Una velocidad a la cual si mueves un milímetro el timón te puedes desviar diez grados. La velocidad de estos barcos es impresionante”.
“La mejor virtud de José es su paciencia, me ha aguantado durante tres meses. Esta paciencia hace que solucione mejor los problemas que surgen, mientras yo doy saltos enfadado”, explicaba Altadill de su compañero, a lo que éste ha apostillado: “Cuando él daba saltos intentaba amarrarlo a algún sitio para poder solucionar el problema. Pero Guillermo tiene un feeling increíble, es uno de los mejores navegantes que he conocido”.